Sobre Jero Maldonado

Seleccionar obra adecuada, para exponerla casi de inmediato, entre la ingente producción inédita del pintor Jero Maldonado, es una tarea nada fácil, desde el momento en que hay que reservar - entre tanta carpetas y cuadernos de dibujo - quince o veinte imágenes de ritmos complementarios que lo representan ecléctica y cumplidamente. Un grupo de amigos artistas, en la hora del poniente que oscurece el jardín de su casa-museo, decide elegir esas pocas piezas, que él mismo extiende en el suelo, y las propone ahora como imagen actual y vívida del pintor con perfil cualitativo estable y descastado no solamente dentro de su generación, sino en la perspectiva regional posterior a los años 90.

Fragmento del texto de Angel Sánchez (22-01-04), "Alerta en las Esferas"

jueves, 25 de febrero de 2010

JERO MALDONADO por Elisa Rodríguez Court

Artículo publicado por ELISA RODRÍGUEZ COURT, en el periódico La Provincia

  El título de su última exposición lo delata: "Dejando luz en el agua." También otro, igualmente reciente, de tantas exposiciones anteriores: "La tierra de los sueños." Así es Jero, Jero Luz, Jero Sueños, Jero Tierra y Agua, este artista plástico que saca el alma al vacío y la convierte en obra de arte. Para ello se vale de todo lo que encuentre a mano: lápiz, rotulador, tinta, acrílico, óleo? y de su hogar: la soledad. Esta es su verdadera casa, ahí donde cierra los ojos y comienza a viajar. Puede estar situada en su vivienda o taller, en una cafetería o en la guagua. Siempre se le ve con su lápiz y sus cuadernos a cuestas, dispuesto a dejar sus trazos en la hoja en blanco.


Jero Maldonado pinta en miniatura y en lienzos de gran tamaño y sus obras son tanto de colores vivos como sólo negro sobre blanco. En cualquier caso, su estilo es singular y reconocible, también en cerámica. No se parece a ninguno. Sus cuadros exhalan inocencia y hondura y en ellos parece cumplirse la sentencia de Paul Valéry: "La piel es lo más profundo."

Jero experimenta con la luz y las sombras. Su universo es lo onírico, la penumbra, el claroscuro. Da lo mismo si son formas más vagas o más luminosas, nunca son aún tinieblas. Si tuviera que definir en breves palabras su obra, diría: El elogio de la sombra. En su caso, es la sombra como doble de otra. Sus sombras son asimétricas y de diferentes colores o borrosas. Se desdoblan, se duplican hacia los lados y a ras del suelo. Danzan, se abrazan, se distancian, se funden.

Contemplar las obras de Jero es dejarse llevar por caminos que fueron ecos y pasos, penetrar un trasfondo tan profundo como cercano. También es descubrir los velados reflejos del vacío, inquietantes, sí, pero de dolor manso
Publicado en la provincia el 24 /10 /2010






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