en sus senos gloriosos.
Y poseen la rara
virtud de concederles
un sol a los vencidos.
Andrés Mirón
"De Teoría de las sombras"
Las sombras que acompañan a la luz de los sueños. Esas sombras que Maldonado lleva veinte años lidiando, seduciendo, al amparo de la tierra. Es la suya, y así la hemos traído, una tierra de los sueños. De aquellos que acompaña la escritura perdida y latente de Manolo Millares. El drama cotidiano de Juan Ismael. La memoria de otros poetas que ya pasaron y que se derraman entre sus dibujos rehaciendo sus mandalas. Un calendario de otro tiempo. Los ojos abiertos de una muchacha que se asoman a la calle. Juegos que convocan otros tiempos, de visitas ausentes y de memorias. Juegos de lápiz que no quiere acabar de encontrar el final de un laberinto que sabe próximo y que, aprovechando un breve recodo, muda a mancha de color. Un escritor. Curvas de mujeres a las que el cuerpo les queda estrecho, ajeno a su propia mirada. Los niños, siempre los niños, siempre Andrés, jugando en el parque de la vida. Susurros atados a una obra íntima. Palabras para un diario encuadernado. Manchas de la ceniza del trayecto andado en estos últimos veinte años, cuando Maldonado la emprendió con el color, la noche y el sueño y abandonó toda esperanza que la isla, vieja embustera, pudiera concederle. Comprometido sólo con el color que sus ojos recorren, sus sombras, espacios de refugio, le dan un sol a los vencidos.
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